SOLO SILENCIO

Sólo silencio. Toda palabra es banal. Este escrito es banal. Frente a lo indecible, el lenguaje se vuelve superfluo. Tres palabras: “Chávez ha muerto”. Tres palabras, tres míseras palabras, que no alcanzan. La muerte es un absoluto inabordable. La muerte quiebra al lenguaje. El que se va, no tiene más palabras, el que sufre la pérdida tampoco. La política está atravesada por el lenguaje y la muerte de Chávez es un acontecimiento político. Pero es más que eso. Quien escribe veía en Chávez no sólo un líder político, sino también un modelo, un amigo, un compañero, un familiar. Este escrito no es un escrito político, eso vendrá después. Este escrito no tiene ninguna intención, no significa nada. Este es el momento del luto. El desamparo atraviesa la carne, el dolor se vuelve un aguijón que se hunde en las cavidades más profundas del espíritu. La muerte no es algo natural. La muerte desnaturaliza todo. La muerte acontece y desrealiza todo aquello que era nuestra realidad. Se quiebra el espacio y el tiempo. Hay nihilismo y el nihilismo es indescriptible.   Está claro que continuaremos la senda que nos legó, porque él nos dio una luz en medio de la oscuridad que jamás se apagará, porque él nos enseñó un camino en medio del desierto y seguiremos ese camino cuesto lo que cueste y porque, fundamentalmente, “todos somos Chávez”.  Pero hoy Chávez no está, ni lo estará jamás. “Chávez ha muerto” y, en este momento, todo consuelo es hipócrita, como lo son todas las palabras. “Chávez ha muerto”, una verdad seca, tajante, que dice todo y no dice nada. “Chávez ha muerto” y sólo nos quedan el dolor, la rabia, el anonadamiento.
Maximiliano BasilioCladakis
5-3-13
AQUI NO SE RINDE NADIE



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